Desde bien pequeña me gustaron los cuadros escoceses, siempre desee, a pesar de que no me gustan nada, tener una falda escocesa con su alfiler para sujetar el vuelo en la parte de abajo. Y cuando la tuve fui la niña más feliz del mundo.
Ahora de mayor, he descubierto que los cuadros escoceses quedan de muerte en cualquier elemento decorativo. Ropa de cama, textiles, muebles, adornos, muñecos y hasta en las paredes.
La gran variedad de colores que podemos encontrar en los cuadros escoceses hace que no tengamos ninguna dificultad a la hora de elegir el que más nos guste y que puede quedar así de bien.