No hay ninguna razón para que el papel pintado se quede en las paredes. Sobre todo si tienes tramos sobrantes. Hay más de un lugar y superficie que sacará provecho de tu inventiva y de que violes esa regla no escrita de que el papel debe reservarse a las paredes y nada más.
Con papel pintado puedes desde renovar el sobre de una mesa hasta crea atractivas piezas decorativas para las paredes: enmarca un cuadro de papel pintado y colócalo sobre una pared en color sólido. Tendrás al instante un económico y sorprendente centro de atención.
También puedes destinar el papel pintado a los frentes de un mueble. Si el resto del mueble tiene un color a juego, el resultado será sereno y clásico. Si lo pruebas sobre un mueble con la pintura envejecida, espera resultado sorprendentes.
Un extra: usa dos tipos distintos de papel pintado. Uno para la pared, otro para tus muebles.
No te resignes a la cautela con el papel pintado.
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