En los espacios excesivamente cerrados, sin aberturas a la calle o a patios interiores, hay una alternativa para crear espacios naturales que añaden vida y luz a las paredes: los acuarios adosados a la pared.
Ocupan poco espacio, exigen un mínimo mantenimiento y resultan económicos de instalar y conservar. A cambio, sus efectos sobre un ambiente son sorprendentes.
Ventanas a otros mundos, llenas de serenidad, las peceras incrustadas en el muro, como estas de Mikaza Home, con precios que van de los 350 a los 700 dólares, añaden un toque de irrealidad y calidez, incluso a los ambientes más sobrios, sin desentonar ni hacerles perder solera o distinción.
Cristal enmarcado en metal o imitaciones de madera, seguras y resistentes, con iluminación independiente o la posibilidad de recibir luz natural. Los colores y formas del depósito se pueden sumar de manera natural al entorno o crear un vivo contraste que se convertirá en el centro del ambiente.
En cuanto a los peces, no te preocupes: existen infinidad de peces y plantaas acuáticas que, en conjunto, crearán un micro-ecosistema, saludable e autoregulado, que permitirá una vida confortable para todos tus pequeños huéspedes. Todo está en consultar a tu casa especializada de confianza. La pecera es, quizá ese toque de vida que tus paredes necesitan.