La iluminación además de una necesidad en el hogar, se ha convertido casi en un arte y la luz es su materia prima, se trata de moldearla, es decir, darle forma y buscarle una ubicación y un fondo que resalten su belleza y sus posibilidades como elemento ornamental, el hombre ha desarrollado la capacidad de controlar la intensidad de la luz a su antojo, gracias al uso de pantallas de materiales diversos y reguladores que nos permiten disfrutar de haces de luz tenues, que son los que mejor crean ambiente.
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No nos referimos en este caso a la iluminación general y funcional, es decir a aquella destinada a facilitarnos una buena visibilidad de cara a desarrollar actividades que la requieran, sino a la luz ambiente decorativa que nos proporciona una cierta claridad, pero que tiene un objetivo más ornamental que otra cosa y que por lo tanto tiene la ventaja, de que puede salir del suelo o de la pared y no tiene por que ir dirigida en una orientación concreta, porque no sirve a una función determinada, sino a su propia belleza.
En Dornbracht han ideado una serie de luminarias basadas en formas geométricas sencillas, que se colocan en la pared formando composiciones de varias de ellas, simétricas o asimétricas, como si de cuadros se tratase, en su propuesta de ambiente colocan lámparas de luz blanca sobre paredes pintadas en colores oscuros, para llamar la atención sobre ellas, en espacios pequeños como el cuarto de baño, puede ser una forma de iluminar por completo y en estancias grandes un buen modo de ambientar un rincón o una zona concreta.