El amarillo, es un color cálido y algo difícil para la decoración, claro está, dependiendo del tono. No suele ser un color que elegiría para la decoración, salvo en pequeños detalles. Y no es por que no me guste, si no por la fuerte personalidad que tiene tendiendo a comérselo todo.
En cuestión de mobiliario, lo mismo, no me imagino poniendo sillones amarillos en mi casa; salvo que viviera en la playa en un ambiente tan luminoso que contrarrestara su fuerza.
Y sin embargo hoy me tengo que tragar mis palabras. Pues es que me encanta el sillón, de lineas sencillas y pequeño tamaño y un amarillo intenso que podría facilmente acoplar en mi cuarto, mi despacho o en el salón.
A si que lo dicho me como mis palabras y con esto queda demostrado que en decoración, y en otras cosas de esta vida, no se puede decir, «De este agua no beberé y esta cura no es mi padre».
Para opendeco.es, Muri. Un beso