El cultivo del bonsái, se remonta a épocas milenarias, en donde los orientales, recogían árboles pequeños en el bosque y le daban la apariencia original a través de la poda y sus cuidados. En aquella época, los árboles que se recogían, eran de tronco leñoso, pero actualmente, este arte ha cambiado mucho, ya que se cultivan todo tipo de árboles y se les da la forma deseada a través de alambres para formar parte del sistema decorativo del lugar que se desee.
Estos árboles, eran las delicias de los jardines japoneses, unas verdaderas obras de arte que se extendieron en Europa, introduciendo muchas y variadas especies exóticas.
Sus cuidados, son sencillos, pero necesitan de mucha paciencia y técnica.
Estas plantas, necesitan dos o tres horas al sol en las mañanas y no a más de un metro de la ventana. Necesitan riego constante para que las raíces no sufran ni la tierra se reseque, para ello, el riego no ha de ser abundante, sino consecutivo. En verano se riegan diariamente, en invierno alternando. Las hojas, han de estar siempre limpias, para ello, se pulverizan con agua y una vez al mes se sumerge la planta entera durante 20 minutos y luego se seca. En las raíces nunca se pone agua, pues esto las pudriría.
Las ramas han de estar siempre recortadas, pues esto les fortalece, aunque se recorten sus brotes nuevos, el truco está en mantenerlo siempre como su original. Las corrientes de aire son perjudiciales, pues secan tanto las hojas como la tierra. Para aplicarle abono, lo ideal es a finales de primavera.
Fuente: bonsái empire